Encontramos un sin número de frases o dichos en nuestra jerga popular, pero creo que la mejor para definir lo que hoy vemos en las calles, respecto al Transantiago es la “Jurel tipo Salmón”…

Antes de eso es importante hacer un pequeño resumen de los hechos que nos han acontecido en los últimos meses, mejor dicho años. Bueno para eso nos remontamos a mediados del año 73… a no, disculpe me fui demasiado atrás. El proyecto estrella para Santiago del Gobierno Lagos ya tenia nombre, bastante original por decirlo, Transantiago… cualquier similitud con Transmilenio de Colombia, es mera coincidencia, mentira allá están con los mismos problemas. Siguiendo con lo importante, comienza a ser parte de los titulares de los diarios y noticieros que se comienza a preparar un nuevo sistema de transporte para Santiago, el que sacaría de las calles a las feas micros amarillas las cuales poseían unas pintorescas decoraciones, como olvidar frases como “Dios es mi copiloto” o “Papito no corras”, además de ser conducidas por AMABLES choferes los que ponían su mejor cara cuando veían tu pase escolar y uno sonreía ironicamente. Este cambio se veía venir, con comerciales que mostraban a todos felices y de fondo la canción “Cambia todo cambia…”, augurio de lo que nos deparaba el futuro.

Después de múltiples cancelaciones, de múltiples arreglos a las calles que no quedaron muy bien en verdad, al fin en el Gobierno Bachelet este gran plan se pone en marcha y es ahí donde todo comenzó a salir mal…

Se cambian todos los recorridos de las nuevas micros, nueva forma de pago, nuevas palabras como validador, operador, tarjeta BIP!, colapso, toqueteos, gente inconforme, es lo que se lee en todos los diarios de circulación nacional, además de los miles de descargos contra el que fue el rostro de esta campaña, por estos tiempos y por unos años más conocido como el “innombrable”, que solo fue una victima más de este sistema, que solo se conformó con la no despreciable suma de 300 millones y es de esperar que con ella pueda pagar las cuentas del mes… siguiendo en el tema se mostró a este sistema como la solución a todos los problemas de los chilenos, pero algo falló en los cálculos y en los estudios de 12 millones de dólares, que no llegaron a tiempo, no se les ocurrió pensar que este cambio era demasiado grande para hacerlo en tan solo un fin de semana ahí fue cuando llegó el colapso, el caos y todo los problemas que vemos hoy. En resumen nos vendieron un Jurel tipo Salmón…